Luna era una niña acostumbrada a pasar las navidades viendo que su amorosa madre, se preocupaba por los mas mínimos detalles previos a la celebración navideña. No habían riquezas, pero ella todo lo hacía diferente y especial, para esto se preparaba mucho antes para tener lo necesario.
Rosa la mamá de Luna, cuando era niña, no tuvo navidades, solo tuvo necesidades y muchas carencias, pero fue creciendo y valorando con gratitud cada cosa que iba logrando en su vida. Cuando fue grande, se caso y tuvo a sus hijos, les enseño desde pequeños que el verdadero motivo de la navidad era recordar el nacimiento del niño Jesús y que no debían perder de vista ese gran detalle.
Cuando Luna poco días antes de la navidad, pregunto a mamá Rosa que haría para la cena ella respondió:
-Mi querida Luna, haré algo sencillo y nutritivo de cenar, pero lo mejor de todo es, que lo haré con amor y para ustedes, estaremos en familia, vendrán tus tíos y abuelos. La pasaremos bien, cantaremos y recordaremos bellas historias al lado de papá.
-Oh mami!! eso suena bien!! decía Luna con los ojos muy abiertos.
-Ah dijo mamá Rosa, y habrá un lindo regalo que compartirán tu y tus hermanitos, espero que estén satisfechos ya que hay niños que teniendo menos no se quejan. Debemos alegrarnos por estar juntos y unidos.
-Si mamita, así haremos. Respondieron todos casi a la misma vez.
Hay otro detalle hija, ya que tu eres la mayor antes iras con tus hermanos llevando unos pasteles a los hijos de nuestra vecina que esta delicada de salud, yo estaré a tu lado acompañándote y hoy aprenderemos que mucho mas felices nos sentimos cuando damos y ayudamos, que solo, cuando estamos esperando a recibir. Esa es la verdadera esencia de la navidad.
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