Juanito era uno de los muchos niños que vivían en Peñafuerte, un pueblo muy tranquilo donde se respiraba la paz y alegría en cualquiera de sus calles; sin embargo Juanito no era igual que el resto de sus compañeros… Juanito era simpático y tenía bastantes amigos. Le gustaba dibujar y bailar, irse a dormir pronto y ducharse con agua caliente; Juanito era un niño normal excepto por una cosa: era un mentiroso. Cada mañana se despertaba, se duchaba e iba a desayunar; pero no le gustaban los huevos fritos, que era lo que su madre le preparaba cada mañana para desayunar, así que cuando nadie le veía se los daba a su perro Max y cuando su madre le preguntaba decía que se los había comido y que estaban muy buenos.
Al llegar al colegio la profesora le pedía su tarea, pero el siempre decía que se la había dejado en casa cuando realmente no la había hecho. Cuando llegaba del colegio decía a su madre que estaba haciendo su tarea cuando en verdad estaba viendo la televisión y jugando con la computadora. Con sus amigos pasaba exactamente lo mismo, les mentía para hacer creer a los demás que tenía mejores cromos, mejores juegos y mejores historias que contar, hasta que un día su suerte cambió de rumbo y uno de sus mejores amigos le pilló mintiendo, su madre se dio cuenta de que no hacia sus tareas y su profesora encontró ejercicios sin hacer en su maleta. Ese día Juanito se dio cuenta del efecto que tienen las mentiras ya que, desde entonces ninguna de esas personas han confiado plenamente en él, no creen sus historias ni se fían de lo que dice.
Así que debes recordar que siempre es mejor ir con la verdad por delante, para que todas las personas que nos rodean puedan confiar en nosotros.
he aprendido mucho
malo jhahahas
Muy lindo cuento para trabajar valores con los niños. Además de poder dramatizarlo en una pequeña obra de teatro. Adelante!!!!!. Gracias
Me CDhc